Aparentemente, Elsa es una muchacha serena, majestuosa y reservada, pero en realidad vive presa del miedo por un secreto que guarda desde que nació: posee el poder de crear hielo y nieve. Es una habilidad muy bella, pero también extremadamente peligrosa. Atormentada porque su magia casi acaba con la vida de Anna, su hermana menor, Elsa se aísla y pasa cada minuto del día tratando de reprimir sus poderes, que van creciendo con el tiempo. Con tantas emociones acumuladas, su magia se activa y, sin querer, crea un invierno eterno que no es capaz de detener. Teme convertirse en un monstruo y que nadie, ni siquiera su hermana, pueda ayudarla.
A Olaf le gusta dar abrazos tiernos y cálidos. Ha surgido de los poderes mágicos de Elsa y es, con diferencia, el muñeco de nieve más simpático de las montañas que rodean Arendelle. Su inocencia, su personalidad extrovertida y su extraordinaria capacidad de desmontarse en los buenos y en los malos momentos dan lugar a situaciones extrañas pero también divertidas. Puede que tenga el sueño más imposible del mundo pero... ojos que no ven, nieve que no se derrite, ¿o sí?
Un reno con alma de labrador. Fiel amigo de Kristoff, tira del trineo y también encarna a su conciencia. Se asegura de que su compañero de montaña sea el tipo cabal que Sven conoce y quiere, y cumple con su cometido sin pronunciar palabra. Normalmente le bastan unos cuantos bufidos para hacerse entender. La vida sería perfecta si Kristoff dejara de hablar con esa ridícula voz de reno que utiliza al dirigirse a Sven (como si los renos hablaran así...).
Hans es un apuesto miembro de la realeza de un reino vecino que llega a Arendelle para asistir a la coronación de Elsa. Tiene doce hermanos mayores y creció sintiéndose prácticamente invisible, por lo que Anna se identifica con él. Hans es inteligente, atento y caballeroso. A diferencia de Elsa, le promete a Anna que nunca la ignorará. Tal vez pueda ofrecer a Anna la conexión que lleva esperando todos estos años.
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